El
13 de enero de 1959, el cirujano soviético Vladímir Démijov realizó
por última vez el trasplante de la cabeza de un perro en el cuerpo de otro
perro vivo.
Un trasplante
de cabeza es una operación
quirúrgica que implica el injerto de la cabeza de
un organismo en el cuerpo de otro. No se debe confundir con otra operación
quirúrgica hipotética, el trasplante de cerebro. El trasplante de cabeza
implica decapitar al
paciente. No se sabe si algún ser humano fue sometido a tal procedimiento, y
aunque se ha realizado en perros, monos y ratas,1 la
tecnología necesaria para volver a unir una médula
espinal cortada todavía no se ha desarrollado. Es
decir, quien fuera objeto de un trasplante de cabeza se convertiría en tetrapléjico,
de la misma manera que le ha sucedido a los animales mencionados, a menos que
se desarrollaran las terapias adecuadas.
Sergio Canavero
―miembro del Grupo de Neuromodulación Avanzada, en Turín (Italia)―
en un trabajo publicado recientemente afirmó que ya se han superado las
barreras tecnológicas por las que este arriesgado procedimiento no fue factible
cuando se intentó por primera vez en 1970. Todo lo que quedaría por hacer sería
someterlas a prueba y error. Sin embargo sus afirmaciones han sido recibidas
con gran escepticismo por la comunidad científica, ya que si realmente se
hubieran superado las barreras tecnológicas, ya se podrían tratar las lesiones
medulares de los parapléjicos y tetrapléjicos.2
La investigación
de Canavero está basada en la del doctor Robert White, quien en 1970 logró
trasplantar con relativo éxito la cabeza de un simio en el cuerpo de otro,
aunque sin conectar el sistema nervioso. Esta técnica se ha propuesto como
posiblemente útil para personas que ya son tetrapléjicas y que también sufren
de fallos orgánicos generalizados que de otro modo requerirían muchas cirugías
de trasplante diferentes y difíciles. La cuadriplejía puede ser una opción
aceptable para los enfermos terminales. No existe un consenso uniforme sobre la
ética de un procedimiento de este tipo.3
Índice
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En 1954 el
científico soviético Vladímir Démijov llevó
a cabo el primer trasplante de cabeza conocido, habiendo sido intercambiadas
las cabezas de dos perros.4 En 1959,
China anunció que había tenido éxito en el trasplante de la cabeza de un perro
en el cuerpo de otro, en dos oportunidades.5 El
14 de marzo de 1970,6 un
grupo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Case
Western Reserve, en Cleveland (Ohio),7 ―dirigida
por Robert J. White,
un neurocirujano y profesor de cirugía neurológica que se inspiró en la obra
de Vladímir Démijov―,
realizó una operación altamente controvertida para trasplantar la cabeza de un
mono en el cuerpo de otro. El procedimiento fue un éxito, en cierta medida, ya
que el animal fue capaz de oler, gustar, oír y ver el mundo a su alrededor. En
la operación participaron arterias y venas cauterizadas con
cuidado mientras que la cabeza estaba siendo cortada para evitar la hipovolemia.
Debido a que los nervios se quedaron totalmente intactos, se conectó el cerebro
a un suministro de sangre manteniéndolo químicamente con vida. El animal
sobrevivió durante algún tiempo después de la operación, incluso hubo momentos
en que intentaba morder a algunos de los empleados.8 Con
posterioridad, Xiaoping Ren, investigador de la Universidad
de Medicina de Harbin (China)
realizó también investigaciones sobre el tema,9 10 11consiguiendo
que algunos ratones con cabeza trasplantada sobrevivieran un día.12 Una
parte de la comunidad científica considera este tipo de intervención poco
viable.12
Históricamente,
el nombre del trasplante de cuerpo ha sido indebidamente popularizado como
«trasplante de cabeza», y por ello parece conveniente conservarlo incluso para
el presente artículo.
Debe observarse
que la identidad personal del receptor del cuerpo (no humano, o eso se cree) no
se ve afectada por la sustitución de sus órganos extracefálicos, es decir
ubicados fuera de su cabeza. Tampoco estos desarrollos técnico-quirúrgicos
necesitan basarse en las ideas de que
a) la identidad personal, el carácter y los recuerdos emerjan del cerebro porque el psiquismo no tendría realidad independiente; o
b), que ni la memoria, ni la personalidad ni la identidad podrían «almacenarse» en la estructura o la química cerebrales porque el psiquismo sí posee realidad objetiva e independiente del cerebro; o
c), que un alma inmortal se halla presente en la cabeza del receptor. Numerosos sostenedores de esas tres maneras diferentes de ver, o sus combinaciones, han tratado de hallar, en el progreso de los "trasplantes de cabeza", una confirmación de su propia postura. Sin embargo, las tres posturas predicen el mismo resultado observado en las intervenciones quirúrgicas practicadas.
a) la identidad personal, el carácter y los recuerdos emerjan del cerebro porque el psiquismo no tendría realidad independiente; o
b), que ni la memoria, ni la personalidad ni la identidad podrían «almacenarse» en la estructura o la química cerebrales porque el psiquismo sí posee realidad objetiva e independiente del cerebro; o
c), que un alma inmortal se halla presente en la cabeza del receptor. Numerosos sostenedores de esas tres maneras diferentes de ver, o sus combinaciones, han tratado de hallar, en el progreso de los "trasplantes de cabeza", una confirmación de su propia postura. Sin embargo, las tres posturas predicen el mismo resultado observado en las intervenciones quirúrgicas practicadas.
La atrofia muscular
espinal (AME) es una grave enfermedad genética que
ataca las neuronas motoras y es degenerativa. Esta es la enfermedad que padece
el programador ruso Valeri Spiridónov, que será el primer hombre en someterse a
un trasplante de cabeza, siendo unido a un nuevo cuerpo a través de la unión
con la espina dorsal. Spiridónov prefiere someterse a esta pionera cirugía,
jamás antes realizada, a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas y
muriendo lentamente debido a la AME. Para concretar su trasplante contactó con
el controvertido doctor italiano Sergio Canavero, quien forma parte del Grupo
Avanzado de Neuromodulación de Turín. Tras el anuncio científico, que puso
fecha para la primera operación de trasplante de cabeza en diciembre del año
2017, se ha desatado una fuerte polémica sobre su alcance ético y social. Según
las declaraciones de Sergio Canavero, responsable del desarrollo de un
revolucionario método para el trasplante de cabezas humanas, la primera
operación de esta índole será posible en 2017. El experto aseguró que, a través
de un cuerpo donado, cualquier paciente podrá combatir distintos tipos de
cáncer y degeneraciones nerviosas.13

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